Ha quedado demostrado ya que la sangre almacenada es tan eficaz como la nueva gracias a varios estudios y pruebas realizadas recientemente, sin embargo, es importante decir un grupo de científicos ha declarado que, en caso de transfusión a infantes, esta misma regla se cumple.
Las transfusiones a niños enfermos de gravedad se hacen con el objetivo de ayudar a elevar los niveles de oxígeno y evitar así una potencial falla de órganos. Debido a esto, expertos se han asegurado que lo mejor en estos casos es administrar sangre que no lleve mucho tiempo almacenada, sin embargo, resultados de un nuevo estudio sugiere esto no es así.
El equipo de investigadores que postuló esta idea constaba de doctores que pertenecían a 55 hospitales al rededor del mundo y seleccionaron a un millar y medio de infantes con una media de edad de 2 años para administrarles a algunos sangre con menos de una semana de almacenamiento y a otros sangre que en algunos casos llegaba a tener hasta 41 días de haberse extraído.
Después de un mes de las transfusiones, los expertos analizaron los órganos de los pacientes en los dos grupos en busca de diferencias o fallas, sin embargo, no encontraron ninguna. Tampoco se encontraron diferencias significativas en otros indicadores como en la prevalencia de infecciones por transfusión o dificultad para respirar. La cantidad de sangre administrada y la diferencia de países tampoco pareció generar discrepancias en las observaciones.
Aunque todavía deben hacerse más estudios para confirmar esta información, en general los datos sugieren que es seguro para los infantes recibir glóbulos rojos de una persona de mediana edad, sin embargo, los expertos advierten que hay que hacer más pruebas para los casos de que necesitan grandes cantidades de sangre.